Amy miró hacia atrás una vez más para asegurarse de que nadie le seguía. Cruzó la calle rápidamente con la tenue luz de las farolas proporcionándole más luz de la que necesitaba, dadas las circunstancias. Le gustaría dirigir su diestra hacia su pistola, pero tenía las manos ocupadas con aquél extravagante reloj de cuco. Parecía increíble que Milo Braschi, un loco quemado en la hoguera... [click here for more]